¡Te odio!
¿quién te crees que eres?,
ni eres Dios ni eres hombre
no eres nada,
la inmensa nada eso eres,
un agujero negro que se lo come todo a su paso,
¡Te odio!
con toda la sangre que llevan mis venas.
¡Te odio!
me has convertido en esclava de tus besos,
muertos al nacer
de caricias frustradas,
¡te odio!,
porque siempre te ame,
tu ausencia
me hizo débil como el recien nacido, que se ve vulnerable
fuera del vientre materno,
¡Te odio!
para respirar necesito de ti,
de tú aroma,
de tu piel.
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