viernes, 11 de octubre de 2013
El dolor me invade,
en la madrugada,
en forma de palabras,
que taladran mi alma,
corazón vacio,
sin latido,
muerto en el amanecer,
de la desidia,
la vida continua,
su macraba danza,
de ahogados sentimientos,
sin esperanzas,
no hay perdón para mis pecados,
pecados de ignorancia,
de locura,
de juventud,
¿para que verter ya más lágrimas?,
si se enquistaron en mis ojos,
como dagas,
el dolor sigue su lenta invasión,
llegando ya el alba,
produce una dulce sensación,
que da calor,
provoca añoranza.
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