lunes, 4 de agosto de 2014

Enmudece el trino de los gorriones, al sentir tu ausencia. Brota de mi ríos de sal, recorren mis mejillas al recordarte a mi lado. Mis labios rojos, llenos de pasión como cerezas maduras, se acartonan, al no encontrar tu boca. Ahajados mis vestidos, descubren las huellas, de nuestra desmedida pasión, desenfreno que nos quemó. Enmudece, mi esencia esclava de tí, se muere, como la noche da paso al alba. Enmudece tu nombre en mi garganta, al llamarte amor.

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