Enmudece el trino
de los gorriones,
al sentir
tu ausencia.
Brota de mi ríos de sal,
recorren mis mejillas
al recordarte a mi lado.
Mis labios rojos,
llenos de pasión
como cerezas maduras,
se acartonan,
al no encontrar tu boca.
Ahajados mis vestidos,
descubren las huellas,
de nuestra desmedida pasión,
desenfreno que nos quemó.
Enmudece,
mi esencia esclava de tí,
se muere,
como la noche da paso al alba.
Enmudece tu nombre
en mi garganta,
al llamarte amor.
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