sábado, 21 de junio de 2014

He sentido en mi propia piel el latigo de tu crueldad, de la inquina. Tanta malicia no creía tuvieras, el alma partida me dejas. Sueños que ya son pesadillas, que me adentran en el abismo de la codicia por el ser y tú no dirás. Fuíste vida para mí y ahora te temo. Me dan miedo tus actos, tus rencores insanos, no creo ya nada que toquen tus manos.

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