domingo, 6 de abril de 2014
Mi alma se rebela
ante tu indiferencia.
Creí ver en ti lo que no ví en otros.
Y fue mi mente la que imaginó todo.
¿Cómo pude ser tan cría
y no ver la maldad que crece en ti?
¿Por qué tiemblo aún al verte?
Debería hacer como tú,
ser indiferente,
fría y rebelde.
Pero mi corazón aún late para ti.
¿Por qué el destino te pusó en mi camino?
No ando sobre rosas,
sino entre espinas,
que se clavan en mis pies
y traspasan lentamente mi cuerpo
hasta llegar a mi alma
y todo es por ti.
¡Quiero odiarte!,
pero a un paso tan efímero es el amor
del odio,
que sé cuando te vea me echaré
a tus brazos y te besaré,
cómo aquel primer día
que nos conocimos.
Me duele tanto tú indiferencia.
Me hiere el alma,
amarte tanto.
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