jueves, 28 de noviembre de 2013

De hipocresía vive el mundo, de falsa moralidad, aparentado ser los mejores, donde no está bien visto, ser pobre, donde esa pobreza provoca el rechazo y la mirada de asco, como si observar al pobre fuese un motivo de posible contagio, como pandemia que se exténdiese, falsa moral, de ayudar al indigente, que duerme entre cartones, como lacra social, hubiese que extirpar, como cáncer que mata, hijos de la ética creemos ser, merecedores de heredar la tierra, nos volveremos en días venideros en hijos de la avaricia, del consumo, dejando al pobre, dormir a la intemperie, pues decisión suya creemos que fue, gélidas noches, donde el calor de un cartón es la única compañía, vendrán a predicar la palabra de un dios, por el pobre ya desconocida, más obtensosa es la casa de áquel ante el que me diga, lastima ser pobre, más me da pena, de áquel que dédica su vida, con inquina, a despreciar al pobre, que me mendinga en la esquina.

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