Escribía para escapar
de la cruel realidad,
el único pájaro de libertad,
me lo han envenenado,
de la cruel y puta envidia,
esa putrefacta y mal oliente,
capaz de provocar,
la más cruel de las guerras,
y en la cuál cuando entras en batalla,
nadie escapa,
la lucha interna contra uno mismo,
capaz de reflejarse,
como un espejo,
frente aquél que nada de tu guerra sabe..
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